неделя, 28 септември 2014 г.

Por Marueco en bici- duodecima parte

   Nos despertamos temprano, antes de las ocho. Nos quedamos hablando un rato mas en la cama. Después tendemos las ropas al sol, que están todavía muy mojadas de ayer.


   Afortunadamente el día era muy soleado...


   ...aunque enfrente nuestra la niebla tenia la palabra.

   Mientras "decorábamos" el árbol y las sillas en la terraza oí la voz de Maksuel encima mía...


   …acababan de llegar. Dejé los zapatos secándose y solo con los calcetines puestos subí arriba, para tomar un cafe con ellos. Los locales me miraban como idiota cuando voy andando sin zapatos. 

   Por desgracia, con Mark y Maksuel, llego también la niebla y algo de frío.



   Por suerte media hora mas tarde ya desapareció. 


   Terminando con los cafés, nos bajamos a la terraza de abajo y nos sentamos a relajarnos, calentando y disfrutando con los rayos del sol. No teníamos nada de prisa. Hasta Marrakesh quedaban sólo unos 70km, teníamos planeado parar unos 20 - 30 km antes, dormir en las tiendas de campaña y llegar a la ciudad al déa siguiente por la mañana.
   Maksuel y Mark aprovecharon el momento para tomar una ducha caliente. Nos contaron, que volvían hacia el pueblo, pero no encontraron hotel, así que de nuevo nos siguieron.
  En una salida de la carretera había unas tiendecitas /nosotros las habíamos visto también, pero estaban cerradas/ y vieron que una de ellas tenía la puerta abierta. Asomaron para preguntar por el hotel y el les invitar entrar y dormir dentro. Dijeron, que casi no había espacio libre para dormir normal, pero al menos estaban bajo techo y en seco, que mas se puede pedir.



   Ya aquí el desierto había desaparecido, y el paisaje quedaba reemplazado de preciosos bosques verdes. Nos quedamos disfrutando de la vista 2 horas, o mas.


   Al final recogimos el equipaje y cargamos las bicis. Mientras estábamos arreglando las bicis dos niñatos no paraban pedir dinero. El dueño de una tiendecita pequeña, que había al lado, les vio, les grito y hasta arrojó piedras contra ellos para que nos dejaran en paz.  

.
   Llegó un autobús con turistas japoneses /vaya, asiáticos, pero me parecían japoneses/. Hicieron una dos fotos al paisaje y se juntaron para hacer docenas de fotos al árbol de la flor rosa.




   El camino empezó con una ligera subida, seguida de un descenso fuerte. Las vistas eran impresionantes, aun mas para nuestros ojos, acostumbrados ver solo desiertos la ultima semana.
   La bajada fue genial. Bajábamos con 55-60km/h, pasábamos pequeños pueblos, recuerdo uno de ellos- cogiendo la curva vi un policía aplaudiéndonos. Fue divertido.


   Seguimos así unos 15-16 km y teníamos que parar, que, por culpa del viento, William tenia problemas con las lentillas y tenia que cambiarlas por las gafas.



   Después seguimos el camino con un tempo tranquilito, subiendo y bajando las colinas. Al medio día paramos el lado de un bosque para prepararnos algo de comer.


   La chica esa estaba esperando algún transporte.   




   Aquí estaba muy tranquilo, disfrutamos de la vista al menos media hora, antes de sacar la "cocina".


   Maksuel /42a./


   Mark /45a./


   Wiliam /39г./





   Tienda de alfombras al lado de la carretera.
   A unos 40km antes de Marakesh la carretera pasaba al lado de un pueblo y nos metimos dentro para comprar comida.    




   Encontramos fácilmente el mercadillo cubierto. Aquí es uno de los sitios donde podéis ver el Marruecos de verdad, lejos de las rutas turísticas.



   Pan- 1 dirjam, pescado frito- 2...    



   Unos cuantos kilómetros mas por allá encontramos un campo de olivos y nos quedamos allí.



   Aquí al menos fue fácil encontrar ramas secas para el fuego, fue fácil de encender y mantenerlo.
   Cerca de nosotros había pueblos pequeños, hasta la media noche se escuchaba música y risas. Por la noche me despertaron los cantos de los imanes, por las voces- alrededor nuestra había al menos 7-8 mezquitas.
   Al día siguiente me desperté muy temprano, Wiliam también, nos preparamos café mientras despiertan los de mas.


   Wiliam había "muerto" de frío. Por costumbre montaba solo la capa exterior de su tienda, la cual es como una red mosquitera, le gustaba mirar las estrellas. Pero esa mañana todo estaba cubierto de rocío. Dijo que se despertó del frío sobre las 3- 4 de la mañana, empapado, pero ya era tarde para hacer lo que sea. Tuvimos que echar la agua fuera de la tiendo /había hasta un charco pequeño.../ y tender el saco y la esterilla para que se sequen.


   Dos horas mas tarde estábamos en Marakesh.   

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