вторник, 29 април 2014 г.

Por Marueco en bici- sexta parte

   Hoy me levanté muy temprano, sobre las siete de la mañana. Las alforjas están preparadas desde ayer, así que media hora más tarde, ya estoy listo para salir.


   Tengo que tener cuidado con las baterías de la cámara y del teléfono. Resulta que no hay electricidad los enchufes de la habitación. Tendré que parar una hora en algún sitio para recargar al menos el teléfono.
   Estaba haciendo una foto al hotel y mientras la hago aparece en la entrada la recepcionista, y creo que también dueña del hotel, y me ve con la cámara, asustada entra corriendo dentro. Se tranquiliza, cuando le digo, que no sale en la foto. Recuerdo que los indios americanos creían que asi se atrapa la alma del ser humano y no puedo evitar sonreír...
   Decido que la primera parada, para tomar café, sera al menos a 30-40km mas para allá, asi que empiece la pedaleada!


   Es que no me lo creí cuando lo vi... ¿un carril bici!? Pues claro que no, solo que te obligan que pedalear por el arcén (que está pavimentado, vaya). Lo que no significa que los coches y las motos no lo usan...


  Pedaleando feliz, saliendo ya de esa ciudad tan fea,  rodeado del desierto, veo como un boquete enorme en la tierra, cerca de la carretera.

 

   Pensé que era algún rio antiguo, ya seco. Aleje un poco la bici de la carretera (uno nunca sabe) y me acerque a verlo. Resulta que era un oasis precioso, como un diamante verde en el medio de un desierto.


   A unos 500 metros mas para alla se ve un restaurante o algo y decido, que si hay buenas vista hacia el oasis sera mi parada de café! Y no me importa que lleve menos de 30km hasta ahora.



   Era un sitio bonito y tranquilito. El dueño, Mohamed, hablaba tranquilamente ingles y español.


    Me senté para tomar café y para escribir mi crónica sobre el día anterior ( la noche no tenia ganas). Por desgracia no se podían cargar las baterías. La electricidad llegaba mediante paneles solares, pero no suficiente para cargar dispositivos. 


   Me quedé como media hora y seguí la carretera que estaba siguiendo el oasis
   Y resulta que era un oasis muy grande...



   ...durante muchos kilómetros estaba pedaleando al lado de palmeras e pueblos pequeños.


   Estaba rodeado de una tranquilidad fantástica. Mucho mas tarde, me di cuenta que hay un camino que atraviesa el mismo oasis, pero era imposible encontrarlo sin saberlo...



   Esas terrazas se usan para secar los datiles.


   Desde aquí empieza un pavimento nuevo, fue guay... Sentía como que la bici iba sola, incluso en las cuestas.
   En uno de los pueblos veo una tienda y paro para comprar agua. Veo algo dulce y pregunto por el precio, solamente un dirjam, ni 10 céntimos. Pido uno para probarlo. Parece como que está hecho de mil hojas, cubierto con glaseado blanco y chocolate y entre las hojas algo dulce, parecido a miel. Se llama "mufii", al menos así suena, y se convirtió en mi comida /dulce/ favorita en Marruecos. Está riquísimo!


   Desierto o no- quieren jugar a fútbol. No hay donde? Pues a quitar las piedras, para no molestar! Encima esas piedras es muy difícil incluso caminar, por eso camino también..



   Poco a poco el desierto aparece de nuevo. Hay mucha gente que dice que el desierto es bonito, pero vaya, prefiero el oasis...



   Pasando por el Rio Ziz me doy cuenta que llevo pedaleando a lo largo de él durante dos dias seguidos. Ese es el rio da la vida al oasis por el cual pasé hace poco. También llena el charco feo ese, arriba de Errahidia, y si no me equivoco sale de los grifos en Er Rich.


   Intento mantener la velocidad alta porque el tiempo pasa sin darte cuenta, menos mal que lo pavimentaron hace poco /unos meses, claro, no el día anterior/ y es más fácil, así que los kilómetros van desapareciendo. Aún así no creo que pueda visitar ese museo con entrada gratis. De todos modos creo que es más una trampa turística, pero quien sabe, puede ser que me sorprenda.


   Llegando a Erfoud de nuevo me rodean las palmeras y la tranquilidad, me recuerda a la tranquilidad que solo se puede encontrar en los pequeños pueblos de montana en mi país.


    Y quién es el que dice que la bicicleta no sirve para carga...
   En el Erfoud bajo de la bici para tomarme un té. Ya han pasado las 3 de la tarde y me quedan unos 50km por delante. De todos modos ya estoy cansado, hace falta descansar, no todo va a ser pedalear. Además, la cama para esta noche esta asegurada, así que da igual si llego después de la puesta del sol. Aunque pedalear por la noche es algo jodido. En internet encontré viajeros que pedalean mínimo 160km al día, pero no me parece nada normal.
   Media hora mas tarde, con baterías recargadas (tanto las del teléfono como las mías) monto en la burra blanca y sigo. El pavimento nuevo desaparece, la velocidad baja, pero rodeado de las palmeras me siento bien.



   Cruzando Rizani adelanto de nuevo grupos grandes de alumnos con bicicletas. Paro para tomar una foto a la puerta esa y al lado para una furgoneta, convertida en caravana. Reucerdo que la vi en Erfoud unas horas antes, me gustó lo bien que está echa. El conductor era noruego. Estaba viajando con su hijo desde hace dos meses y planeaba seguir así un año más.


   Saliendo de Risani adelanto una biciceta de carretera, pero me doy cuenta que al tipo no le gusta, me sigue. Estoy cansado, pero no me rindo. Consigo mantener 25km/h. Seguimos así unos cuantos  kilometros, pero al final me adelanta. Aún así consigo seguirlo unos 2 kilómetros más. La verdad que lo agradezco, gracias de esa "carrera" cubrí rápido parte del camino, si no hubiese ido mucho más despacio. A 5km de Risani él para al lado de una casa, apoya la bici y me saluda con sonrisa.
   Estoy solo de nuevo. Quedan unos 30km más hasta Merzouga, unos de los mas aburridos en mi viaje.


   Todo alrededor mía es desierto de piedras, no se ve nada. La carretera está en mal estado, pedaleo muy lento, picando algo de pan para recargar. De vez en cuando pasa algun coche o caravána, pero pocos. Ya no tengo ganas de pedalear.
   Delante mía veo una caravana parada al lado de la carretera, una pareja se está haciendo fotos con el desierto y las rocas que se ven a lo lejos. Paro la bici y les ofrezco hacerles una foto juntos. El hombre me está mirando varios segundos con la boca abierta, resulta que estaba pensando pedirme lo mismo.
   Son alemanes. El hombre esta aquí por segunda vez, la mujer llego por primera vez hace cinco días. Sí, conozco esa mirada... yo también la tengo todavía...


   Pido que me hagan una foto con mi cámara. El hombre pide que me haga una foto y con la suya, dice que nadie de sus amigos, en Alemania, lo creiría si les cuenta que estoy cruzando Marrueco en bici. Por cierto, resulta que las "rocas" de atrás son dunas de arena.



   Estuvimos hablando al menos 10 minutos y cada uno siguió su camino. Yo de nuevo compitiendo con el sol. Ese descanso corto me sentó muy bien, pero poco a poco estoy perdiendo la carrera.



   Una hora más tarde llego a Merzouga. 1000km desde que empecé el viaje.
   Con Mohamed nos encontramos fácil. Está tomando te con un español. Se llama Juan y no, no es el creyente. (Chiste malo cortesía de konstantin!)
   Me invitan a sentarme al lado suya y piden un té para mí. Juan es un amigo de mi familia desde años. Vive en Marruecos desde hace mucho tiempo y siempre pasa por aquí. Un mes más tarde me doy cuenta que él ha ayudado a que encuentren dinero para construir una escuela, también para un ambulatorio pequeño en el pueblo de al lado. Ahora esta aquí para ver como va la cosa y comseguir los libros necesarios. Además busca el terreno para una nueva escuela. También ayuda a la gente con ideas para mejorar el turismo. Lo que significa que la mayoría de las casas alrededor ya tienen aseos y baños con agua caliente.
   Ya entrando en la casa veo a Katia por primera vez en vivo, hasta ahora nos conocíamos solo por internet. Nos subimos en la terraza para mirar las estrellas y hablar. Esta fresquito. Decidimos coger las chaquetas e ir a comer algo y después un paseo nocturno por las dunas.
   El cielo de nuevo es increíble, me siento como en los cuentos. Además hablar tu propia idioma con alguien, teniendo cuenta que los últimos diez días te costaba hasta pedir pan... No tiene precio!
   Volvemos tarde a la casa. Mohamed me dijo que en la habitación habrá una pareja más (una chica de Polonia y un marroquí). Entro con cuidado, cojo la toalla y a la ducha. Después muero en la cama!


   Me despierto como una persona nueva. La cama es muy cómoda, he dormido como un bebe y nada de dolores musculares. Imposible quejarse después.
   Me levanto y alguien toca a la puerta. Es la pareja que dormía en la otra cama. Han salido a las cinco de la mañana a un viajito con todoterreno a ver el amanecer dese las dunas. Se disculpan si me han molestado. “Que va, ni me he dado cuenta, vamos...”



   Aprovecho la posibilidad de lavar a mano las ropas sucias, /casi todo, vamos.../ y subo en la terraza a tomar alguna foto a las dunas desde aquí. Katia todavía esta durmiendo así que voy a la cafetería cercana para tomar un café.



  La cafetería es un sitio muy tranquilo y bonito, el dueño habla español. En realidad mucha gente el pueblo hablan español, resulta que aquí vienen muchos españoles.
   Abro el cuadro para escribir lo de ayer y cuando termino me quedo relajado. Agradezco mucho que por Katia cambié mi ruta, siento que necesito un descanso más largo que una noche en la cama. En realidad no estoy muy cansado físiamente, sino mentalmente... Es mi primer viaje en bici, mi primer viaje así de largo y en un país así de diferente... todo eso cuenta.
   Más tarde no vamos a las dunas.



   Realmente son la única razón que hace Merzouga así de famosa. Erg Chebi es un pequeño desierto de arena en el medio de uno grande de piedras.



   No tengo ni idea cual es la altura de la duna más alta aquí, pero es bastante. Además la subida es muy dura, la arena es super fina y los pies se hunden hasta lo tobillos. Teníamos que parar 5 o 6 veces antes de llegar arriba. Aún así siento como el musculo del pie me da calambres.




   Pero el panorama desde arriba merece la pena. Cuando sopla algo de viento la arena se desliza hacia abajo, como un velo por la duna, es muy bonito. Además hoy si que soplaba fuerte, podrías encontrar arena hasta en sitios que no te imaginas que existan... Pero fue muy bonita /la vista, no la arena en los aquellas partes (vaya mentes sucias que teneis!)/ Otro chiste malo cortesía de Konstan!!!!


   En lo alto nos encontramos con cinco chicos jóvenes. Son de Erfoud, pero estudian en Meknes. Dicen que no les gusta, no se porque. Soy muy curiosos, divertidos y se entretienen al máximo. Llevaron garafas de 5 litros con agua y nos ofrecen beber de ellas.



   Desde allí se puede ver unas de las trampas turísticas famosas por aquí, paseo con camello hasta campamento bereber en el desierto y estancia por una noche. En realidad no creo que ya existan verdaderos bereberes nómadas en Marruecos, pero mucha gente paga un pastón.




   Nos quedamos como una hora arriba, hablando, tomando fotos, disfrutando de la vista y burlando con los chicos y ya para abajo que el hambre también estaba llamando.


   El conductor ese es un rey, todo alrededor son chinos y piedras y se metió con el coche en los unicos 20m cuadrados con arena por aquí... Aunque tengo mis dudas, que es una mujer... que no se ofendan las chicas, pero cuando sacaron el coche, de allí salio una mujer... aunque puede ser que el dueño estaba empujando con los de más, no lo sé.



  Merzouga es un pueblo pequeño, pero tiene su calle principal con 15/20 tiendas y restaurantes. Nos sentamos en el mismo de anoche y pedimos. El problema fue el sol, era muy fuerte y había solamente una sombrilla, pero la usaba un alemán. Pregunté al dueño si puedo mover la mesa un poco más por allá, donde había algo de sombra y él me dice- "Si quieres, muévela en la mediana, por debajo de las palmeras, no hay problemas. Si alguien dice algo, mándalo hacia mi!"


   Si no hay problema, que aproveche! Fue guay al ver como cuando pides la comida, él se va inmediatamente hasta la frutería y compra las verduras en el momento. Además la comida era buena y entre ella y las charlas se fueron unos 2/3 horas creo. Cuando nos levantábamos el sol ya estaba bajando.


   Terminamos el día con un paseo ligerito y a casa. Seguimos charlando, escuchando música de su portátil y nos relajamos. Fue un día impresionante, casi no se como agradecer a Katia por desviar mi camino... (yo creo que cada vez que konstan dice “nos relajamos” quiere decir que hubo salami del bueno)


 Editor- Bartolome Florido